jueves, 12 de mayo de 2011

El príncipe y la batalla.

Hay quienes dicen que los sueños siempre se cumplen, que si luchas por ellos algún día, puedes llegar a ser lo que te propongas y tener lo que con tanto anhelo deseas, o almenos eso quería creer el principe Tristán de Afnara. Era un principe muy calmado e indiferente, se le conocía por ser justo y respetuoso. Él intentaba impartir la justicia que más creía correcta. A pesar de tener pocas cualidades como gobernante, el joven principe se preparaba para luchar contra Gonzalo de Nadala, un tirano que se había dedicado a obligar al pueblo de Afnara a trabajar bajo sus órdenes y los que no las cumplían morían a su merced. El príncipe iba a partir hacia la batalla para luchar contra Gonzalo y pedir justicia por aquellos que habían muerto, por aquellas mujeres que habían sido deshonradas y por aquellos niños que habían sido explotados. Esa sería la ultima batalla, en la que solo uno de ambos saldría victorioso y podría impartir la justicia que creyera más adecuada. A pesar de tener pocos hombres, Tristán tenía la esperanza de que quizás podrían salir victoriosos. Ese lado positivo de Tristán eres uno de los que más hacía fijarse en él , porque incluso en los momentos en los que estaba perdido, el siempre veía esos rayos de esperanza, y eso era lo que había hecho que Sandra, se enamorara de él. Ya habían pasado tres días que no veía el rostro pálido de la chica y a él le había parecido una eternidad. Estaba recostado cerca de una de las ventanas de la casa donde hacían la guardia.
- ¿Ya estáis pensando en Sandra? Es que vos no teneís remedio. Puedo aseguraros que si mañana moris en el campo de batalla será por amarla demasiado- se oyó la voz de Dante de Afnara, mientras entraba por la puerta-. En cambio, yo seguiré vivo junto s todos mis amantes.

- Nunca cambiaréis mi querido amigo- dijo Trintán entre risas.

Dante era el mejor amigo que el principe había tenido, era un hombre rubio con los cabellos revoltosos y, que según creían las mujeres, con su sonrisa iluminaba el mundo. Este era el jovén más pasional y valiente que un principe podía conocer. Justo por detrás de este entró Ruper Links, con paso poco decidido y con mucho sueño, llegó hasta la silla donde se sentó a descansar.

- ¿Cómo puedes tener tan poco ánimo? Estamos a punto de empezar una de las batallas más gloriosas de nuestros tiempos – le repochó Dante a este último.

- Eso mismo me pregunto yo, pero al contrario de vosotros. Deberiaís descansar para mañana, no festejar como barbaros. Así lo único que conseguireis es estar gotados.

- Jajaja. Siempre discutiendo, sois incorregibles – dijo un muchacho castaño, que acababa de entrar por la puerta con una chica, que al parecer, se parecía mucho a este físicamente.

- Oh, caballero Diego, ¿de cuántos hombres disponemos? – preguntó el principe. De repente se hizo un silencio en la sala y nadie se atrevio a contestar.

Diego y la chica, Aldara, eran hermanos. Provenían de una familia bastante pobre, en la que sus padres habían muerto hace un par de años y lo único que habían heredado, era un colgante muy fino con una esmeralda dentro, que Diego llevaba agarrado a la armadura. Al morir sus padres tan pronto, Diego entro a formar parte del ejército de Tristán, era el mejor de sus hombres al ser bastante corpulento y su pelo castaño le resaltaba la mirada de sus ojos marrones oscuro. Su mejor vistud era la alegría y la sonrisa que siempre posaba
sobre su rostro. Por otro lado, Aldara se quedó cuidando de la casa, que habían encontrado, pero por desgracia en una de las redadas del gobernador había sido apresada y hubieron de entrar a hurtadillas en el castillo de este, para rescatarla. Como su hermano, era una mujer de cabellos castaños y rizados, que caían sobre sus hombros y la hacían muy bella. Al contrario que su hermano, ella poseía un genio bastante dominante, con mucho temperamento y fácil de enojar.
- Sólo tenemos cien hombres armados, mi señor- se atrevió a contestarle a la pregunta Aldara a Tristán.

- Bueno, algo es algo, quizás mañana nos sonría la suerte y las bajas sean nulas – prometía Tristán con una sonrisa forzada.

- Pero, señor, creo que…

- Sí, como usted bien ha dicho mañana será otro día y ya se verá lo que pasará, ahora vamos a festejar un poco que esta va a ser la ultima noche de guerra – interrumpió Dante a Aldara.- Además, una mujer tan bella debería enojarse menos y disfrutar más, ¿no opinais lo mismo?

- Tienes razón Dante, vamos a disfrutar esta última noche – zanjó el tema Diego, mientras abria uno de los barriles de cerveza que había en el armario. - ¿Quién se apunta?

Y así fue como comenzó el final de la noche o el principio de la última batalla. Después de festejar durante toda la noche, a la madrugada, el grupo junto con los cien hombres armados se dirijieron hasta el campo de batalla. Allí Tristán pudo visualizar lo que les esperaba por delante, un ejército bastante numeroso y armados hasta los dientes. ¿Sería este, el fin de su reinado? ¿Sería esta la última batalla, literalmente, para Tristán?

3 comentarios:

  1. Alma!!! me ha gustado mucho tu historia, es muy interesting xD y tiene un vocabulario muy cientifico.
    Tienes que hacer segnda parte con la historia de amor de la chica y Tristan :D

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  2. Alma no me dejes con la intriga!!!!
    Me ha gustado mucho, con tus palabras de chica lista jajaj :)
    La segunda parte la espero, o me la cuentas en clase!

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  3. que intriga al final! con las preguntas retóricas... opino lo mismo que arianne la segunda parte con amor! mpero igualmente es muy interesting! XD

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